domingo, 11 de marzo de 2018

QUÍMICOS Y SOBREPESO



QUÍMICOS Y SOBREPESO
E-321, el aditivo que te da hambre
¿Engordas y no sabes por qué? Algunos productos químicos presentes en los alimentos y el medio ambiente hacen más difícil que nos sintamos saciados, entre ellos un conservante utilizado en los cereales de desayuno.
Nuestro apetito está regulado por hormonas, y algunas sustancias químicas que interfieren en su funcionamiento podrían boicotear nuestra sensación de saciedad. Estas sustancias obstaculizarían las señales que el sistema digestivo envía al cerebro para avisarle de que tenemos el estómago lleno y hemos comido suficiente.
Así lo ha observado en células madre humanas un equipo de científicos del Centro Médico Cedars-Sinai de Estados Unidos tras analizar concretamente los efectos de tres sustancias en los mecanismos de regulación del apetito: el butilhidroxitolueno (BHT), el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y el tributilestaño (TBT).
Las tres sustancias se encuentran en la cadena alimentaria, a la que pueden llegar por diferentes vías. La primera es un aditivo alimentario que se usa habitualmente como conservante en alimentos muy diversos. También es el que presentó el efecto perturbador más marcado.
Disruptores endocrinos que interfieren en el apetito
La selección de las sustancias no es arbitraria. Las tres abundan en nuestro entorno, están consideradas como disruptores endocrinos, y estudios previos las han relacionado con un aumento del riesgo de obesidad.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications, sugiere que al alterar las hormonas que regulan la comunicación entre el sistema digestivo y el cerebro, estas sustancias podrían llevar a comer más de lo necesario y a ir ganando peso con el tiempo.
Una vida sin disruptores endocrinos
SALUD AMBIENTAL
Una vida sin disruptores endocrinos
Anteriormente ya se había asociado la exposición a disruptores endocrinos a un mayor riesgo de sufrir sobrepeso y obesidad, pero solo mediante estudios hechos en animales. Ahora este estudio arroja luz al apuntar que este tipo de sustancias obesógenas podrían actuar influyendo en nuestro sistema de regulación del hambre.
No dejan que te sacies y alteran el metabolismo
Los investigadores se valieron para realizar el estudio de tejidos productores de hormonas obtenidos a partir de células madre humanas, un método que abre una nueva vía para estudiar el efecto de los disruptores endocrinos en personas, sin recurrir a animales.
A partir de células madre obtenidas de muestras de sangre se desarrollaron dos tipos de tejido: epitelial –como el que recubre los intestinos– y neuronal –como el del hipotálamo del cerebro, que se encarga de regular el apetito y el metabolismo–.
Los investigadores estudiaron a continuación los efectos de una exposición crónica de las células a los disruptores endocrinos, tanto de cada una de las sustancias por separado como combinadas entre sí.
Por separado, los tres compuestos afectaron a los sistemas de regulación del apetito y el metabolismo, pero su efecto combinado fue aún más pronunciado. Por un lado, volvían ineficaces a las hormonas mensajeras que envían señales de saciedad. Por otro lado, causaban daños en las mitocondrias, la estructura de las células que transforma los nutrientes y el oxígeno en energía.
Según Dhruv Sareen, doctor en ciencias biomédicas e investigador del estudio, el hecho de que los daños se produjeran en células jóvenes en una fase tan temprana de su ciclo de vida hace pensar que las alteraciones hormonales podrían afectar especialmente al feto durante el embarazo.
El peor, el BHT: un conservante alimentario
El butilhidroxitolueno (BHT) es un antioxidante sintético procedente de la industria petrolífera. Se utiliza habitualmente como conservante alimentario a fin de evitar sobre todo que se enrancien las grasas de ciertos productos.
En las etiquetas figura como el aditivo E-321 y suele utilizarse en combinación con el E-320 o butilhidroxianisol (BHA), otro aditivo cuyos efectos sobre la salud hormonal han sido cuestionados.
Dónde se encuentra el E-321
Al no degradarse con el calor, el BHT se incluye en horneados y fritos, como galletas, patatas fritas o repostería industrial. Puede encontrarse en algunos cereales de desayuno, frutos secos, sopas preparadas, mazapanes, purés instantáneos e incluso chicles. Algunos cosméticos y productos para el hogar contienen también este conservante.
Aparte de considerarse un disruptor endocrino, afecta al comportamiento de sustancias carcinógenas y se ha asociado a alteraciones en el sistema inmunitario, la sangre y el hígado. También es un reconocido alérgeno.
Como otros tóxicos persistentes, se acumula en el tejido graso del organismo. Esto hace que las mujeres, que en general tienen una mayor proporción de grasa en sus cuerpos, sean más vulnerables.
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