domingo, 18 de junio de 2017

Las grandes de alimentación compran a las bio

Diez grandes multinacionales de alimentación de EEUU controlan 92 empresas bio. En nuestro país, se cierran las dos primeras compras sobre el sector ecológico. ¿Quedará garantizada la producción? Hay muchas formas de producir en ecológico, desde la proximidad y con respeto a las comunidades campesinas o importando desde miles de kilómetros para buscar mejor precio, entre otras reglas…

Las grandes empresas de alimentación convencional están dando bocados sobre el mercado bio español. El año pasado, la firma de productos dietéticos y ecológicos Sorribas-Biográ pasaba a manos de Idilia Foods y hace apenas unos días se ha cerrado la segunda gran operación  del  sector con la compra de Vegetalia por parte de Ebro Foods.
Estos son los primeros pasos y no van a ser los únicos. ¿Es un interés de posicionamiento en el mercado? ¿Se trata de diversificar el negocio  u obedece a las estrategias de control que siguen las grandes marcas de alimentación de Estados Unidos?
La diversificación empresarial es absolutamente lícita en el ámbito  económico, pero en un escenario tan pantanoso como la alimentación, donde las políticas sociales, ambientales y del respeto a la salud están en  permanente choque con la creación de un sistema alimentario justo y seguro,  surge la duda de si las formas de producción van a quedar protegidas o se van a impregnar de los modelos  industriales de las multinacionales en cuyas manos queda el control.
 ¿Quién va a producir ahora  hamburguesas vegetales?
Ebro Foods, presente en más de 25 países,  es líder mundial en el sector del arroz y el segundo fabricante de pasta. A partir de ahora gestiona  la producción de  Vegetalia.  Ubicada  en Castellcir (Barcelona),  esta compañía da  trabajo  a más de 80 empleados y  explota unas setenta hectáreas de cultivos orgánicos de los que se abastece para producir sus alimentos.
Vegetalia es una firma pionera en proteína vegetal ecológica en nuestro país y comercializa unos 1.500 productos, principalmente alimentos frescos, productos secos y  bebidas . Así mismo,  Ebro Foods aglutina a casi todas las grandes marcas de arroz del mercado mundial: La Cigala, Brillante, Sos, La Fallera, Minute, Succes…y otras tantas de pasta.
De otro lado, Biográ, con una plantilla de cincuenta trabajadores, pasó a mediados del pasado año a ser propiedad de Idilia, una de las partes escindidas de la antigua Nutrexpa, histórico productor de la crema de avellanas con cacao Nocilla.
El negocio  continúa  en el ámbito de la alimentación, pero  ¿qué tienen que ver Nocilla, Cola-Cao, Paladín y Okey con los productos dietéticos y ecológicos Biogrà?  ¿Cómo se concilian propuestas tan dispares como el mundo de los lácteos convencionales, el azúcar y  los aditivos con la comida producida y elaborada sin sustancias químicas de síntesis? Están en dos extremos muy separados los alimentos  que ofrece las empresas dedicadas a la producción ecológica y  los que lanzan las multinacionales alimenticias. Solo hace falta comparar etiquetado.
Para la salud de la población siempre será más negativo que unas pocas marcas controlen todo lo que comemos que dejar la producción diversificada en manos de pequeños o medianos productores. Sin perder de vista que no es la misma filosofía empresarial ni ética la que mueve a unos y otros.
¿Estamos estrenando en España el escenario ya iniciado en Estados Unidos? En América,  las diez grandes marcas que controlan en mundo de la alimentación  convencional están detrás de 92 empresas del sector bio.
Pepsi, Coca Cola, Kellogg, Nestlé, M&M Mars, General Mills, Bimbo Bakeries, Campbell Soup iniciaron hace dos décadas la compra de marcas ecológicas. Así, Nestlé tiene el 50% de Mediterranean Foods,  Coca-Cola es propietaria de Green Mountain Coffee y M&M Mars controla desde 1997 Seeds of Change. Y la lista continúa.
Los productos procesados y las bebidas refrescantes procedentes de estas  grandes firmas de alimentación son de los denominados  “no sanos” por organizaciones como VSF (Justicia Alimentaria Global) que acaba de lanzar una campaña contra la alimentación que nos enferma, documentando cómo lo que comemos está detrás de grandes pandemias como la obesidad, la diabetes o la enfermedad cardiovascular.
Tras la Marca
Durante los últimos tres años, Intermon Oxfam ha llevado a cabo una intensa campaña bautizada como “Tras la marca” con la que ha  evaluado  y comparado  las políticas desarrolladas por  estas empresas, tratando  de  que compitan por alcanzar el mejor desempeño social y medioambiental. Tras la marca forma parte del programa CRECE, cuyo objetivo es “construir un sistema alimentario mejor, que alimente de manera sostenible a una población creciente (que se calcula alcanzará los nueve mil millones de personas en 2050) y que fortalezca a las personas que viven en la pobreza para que puedan ganarse la vida, alimentar a sus familias y progresar”.
En su análisis se dejan al descubierto hechos como que “en Pakistán  las comunidades rurales afirman que Nestlé embotella y vende agua subterránea de muchísimo valor cerca de pueblos que no pueden permitirse agua potable.  De otro lado, en 2009, Kraft fue acusada de comprar carne de vacuno a proveedores brasileños involucrados en la tala de árboles en la selva amazónica para que pastara el ganado y   Coca-Cola se ha enfrentado a denuncias de trabajo infantil en su cadena de suministro en Filipinas”
La alimentación que nos enferma
Para VSF, “comer nos enferma y cada vez más. La predominante dieta insana y la desaparición de los sistemas alimentarios locales de base campesina son las dos caras de la misma moneda”
Por eso surgen cuestiones como ¿Seguirá Vegetalia produciendo parte de su materia prima en sus 70 hectáreas de cultivo o encontrará Ebro Food un proveedor lejano pero más competitivo con el que abaratar su producto final? Muchas cuestiones empiezan a plantearse ahora. Y habrá que empezar a caminar.

EL NEGOCIO DE LA COMIDA

Acaba de publicarse la 3a edición de “El negocio de la comida. ¿Quién controla nuestra alimentación?” (Icaria editorial), un libro que desenmascara la cara oscura del actual modelo agroalimentario y pone nombres y apellidos a aquellos que deciden cómo y qué comemos. La periodista Esther Vivas, con una larga trayectoria de investigación en este campo, es la autora de esta obra necesaria. Ahora, se publica una nueva edición más completa.
 

-¿Qué podemos encontrar en esta edición más actualizada?
-Hay nuevos textos, como el que señala los impactos que tendría el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (el TTIP, por sus siglas en inglés) en nuestro plato de llegarse a aprobar: más transgénicos, carne con hormonas y pollos "desinfectados" con lejía. Muchos datos actualizados y un prólogo que reflexiona sobre la alimentación del futuro.

-¿Qué acogida ha tenido tu obra?
-Estoy muy contenta. Cuando el libro salió, dos años y medio atrás, tuvo una buenísima acogida. En poco tiempo, lanzamos una segunda edición, y fueron muchos los comentarios y aportaciones que recibí vía redes sociales.

POLÍTICAS AGRÍCOLAS
-¿Qué problemática nos encontramos con las políticas agrícolas y alimentarias a nivel mundial?
-Señalaría principalmente dos. La primera, que los alimentos se han convertido en objeto de negocio por parte de grandes empresas de la agroindustria y la distribución, que se han enriquecido a costa de acabar con el campesinado, contaminar el medio ambiente, enfermarnos y generar hambre en un mundo de la abundancia de comida. Segundo, que hemos perdido la capacidad de decidir sobre qué se cultiva y se come. Nos han arrebatado nuestra soberanía alimentaria.

-¿Cuáles son las principales causas del hambre en el mundo?
-Se produce para ganar dinero, no para alimentar a las personas. Es la lógica del capitalismo agroalimentario. Hay alimentos suficientes para dar de comer a 12 mil millones de personas, según datos del relator especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación; en el planeta somos 7 mil millones y aun así 1 de cada 9 personas pasa hambre. Un sinsentido. Se especula con las materias primas, se deslocaliza la producción y los alimentos viajan miles de kilómetros antes de llegar a su destino, por solo citar un par de ejemplos.

LA SALUD
-¿Qué sucede con nuestra salud y con los alimentos convencionales de consumo y la globalización de los alimentos?
-Nos enfermamos. La dieta occidental que se ha globalizado, con alimentos muy procesados, ingentes cantidades de carne, grasas saturadas y azúcares añadidos, ha dado lugar a un aumento muy importante del sobrepeso y la obesidad, con las consiguientes enfermedades asociadas como la diabetes, las cardiopatías isquémicas, los trastornos del aparato locomotor y algunos cánceres. Nuestra mala salud acaba siendo su negocio, tanto para las empresas de la agroindustria como para las farmacéuticas.

-¿Qué soluciones respecto a este tema podemos encontrar en tu libro?
-Tomar conciencia del problema y apostar por la agricultura y la alimentación ecológica. Aunque no nos podemos quedar solo en la etiqueta. ¿Qué sentido tendría comer unas manzanas de Chile o Estados Unidos por más certificación “bio” que tengan si en Cataluña y Aragón tenemos una producción buenísima? Hay que ir más allá. Así, junto a la alimentación orgánica, es necesario sumarle el componente local y campesino, y para los alimentos que aquí no se pueden cultivar, como el café, el comercio justo es la mejor opción.

EMPRESAS DISFRAZADAS DE VERDE
-¿Hablas en esta obra sobre el problema de las empresas disfrazadas de verde?
-Sí. Un caso son los supermercados que venden alimentos ecológicos. Es una manera de lavarse la imagen y dar respuesta a un nicho de mercado creciente. Pero el modus operandi de la gran distribución se basa en unos mecanismos de producción y distribución extremadamente injustos que nada tienen que ver con la justicia social y medioambiental que sí reclama la producción agroecológica.

-¿Por qué hay políticas o publicidad que descalifican constantemente la producción ecológica en alimentación?
-La agricultura y la alimentación ecológica amenazan los intereses de la agroindustria al plantear un modelo de producción, distribución y consumo de alimentos antagónico al dominante. De aquí que estás grandes multinacionales intenten o bien desprestigiar esta alternativa o apropiarse de ella vaciándola de su sentido transformador.

CONSUMO RESPONSABLE
-¿Cómo se debería afrontar un consumo responsable?
-Siendo muy conscientes de que la coherencia absoluta no existe. Alguien será muy coherente comprando alimentos ecológicos pero tendrá sus ahorros en un gran banco, mientras otro optará por la banca ética y comprará comida convencional en un súper. Lo más importante es preguntarnos qué hay detrás de nuestro consumo cotidiano, buscar respuestas e intentar llevar a la práctica estas alternativas.

-¿Qué te parece el hecho de que los alimentos ecológicos ya estén en las grandes superficies?
-Es una manera de que lo ecológico llegue a más personas, pero ¿es este un consumo crítico y transformador? Creo que no. Y lo más importante: los alimentos ecológicos distribuidos en los supermercados pueden reproducir fácilmente el mismo modelo agroindustrial que tanto criticamos: alimentos kilométricos, salarios de miseria, dependencia del productor respecto a la gran distribución, monocultivos... Eso sí, con la etiqueta “bio”.

NUEVAS OBRAS
-¿Qué nuevos libros preparas?
-En los últimos años, y a raíz de mi maternidad, he empezado a escribir sobre todo aquello que tiene que ver con el embarazo, el parto y la crianza. El capitalismo y el patriarcado nos han robado a las mujeres la capacidad de decidir cómo queremos parir y criar. Creo que es fundamental reivindicar este derecho, destapar toda la violencia que existe en el parto, y que a veces ni siquiera es reconocida como tal, y visibilizar las maternidades en plural. En esas estoy también trabajando ahora.

Sara B. Peña

lunes, 5 de junio de 2017

ALIVIAR LOS SINTOMAS ORGÁNICOS DURANTE LOS CAMBIOS ESTACIONALES

ALIVIAR LOS SINTOMAS ORGÁNICOS DURANTE LOS CAMBIOS ESTACIONALES


Cada cuatro meses nuestro cuerpo experimenta cambios orgánicos, uno de estos cambios coincide con los cambios de estaciones, en este tiempo se lleva a cabo una renovación de los glóbulos rojos en nuestro riego sanguíneo, esto comporta una bajada de defensas y del sistema inmune.
Las sensaciones de cansancio y fatiga física o mental de la temporada primaveral por causa de los cambios climáticos o la disminución de las defensas pueden mitigarse con complementos alimenticios y naturales para reforzar las defensas y el estado anímico.
La Maca, planta de origen sudamericano de la familia del Ginseng, combate la fatiga, los desórdenes menstruales y alivia la sintomatología de la menopausia y la fatiga crónica. Como cualquier preparado alimenticio comporta algunos efectos secundarios, disminuye la eficacia de los anti-coagulantes, precauciones en caso de padecer cáncer hormonal, no tomar en estados de embarazo y lactancia.
Hipérico, planta de origen mediterráneo, para casos de astenia fuerte con procesos ligeros de depresión.
Ginseng, planta de origen coreano, hace frente al stress aumentando el rendimiento mental y ligereza de la memoria, no se recomienda su ingestión en periodos superiores a tres meses, no mezclar con otros estimulantes como el café, alcohol etc. No se recomienda en estados de embarazo y lactancia.
Rhodiola Rosea, planta adaptógena que incrementa la concentración de la energía y resistencia física, mental y sexual, útil para deportistas o personas con depresión leve o moderada.
Alga Espirulina, complemento de hierro y vitamina B 12 y otros minerales.
Seguir hábitos saludables de alimentación para que nuestro cuerpo consiga obtener la energía a través de los alimentos y favorecer el buen tránsito entre cada uno de los cambios estacionales.




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